Tu suelo pélvico antes y después del parto

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Dra. Alicia Ruíz de la Hermosa. Cirugía general y del Aparto digestivo. 

Habrás oído hablar del suelo pélvico y de lo necesario que es cuidarlo tras el parto, pero la realidad es que es tanto o más importante cuidarlo desde antes del parto e incluso desde antes del embarazo. La prevención es el mejor tratamiento que puedes ofrecerle a tu suelo pélvico y en Blue Healthcare podemos ayudarte.
A continuación, la doctora Alicia Ruíz de la Hermosa nos habla de las estrategias para cuidar del suelo pélvico antes y después del embarazo.

Existen distintas estrategias frente a las que podemos actuar y todas están relacionadas entre sí.

‌Lo primero sería evitar el estreñimiento:

Durante el embarazo las mujeres sufrimos cambios hormonales como es un aumento de los niveles de progesterona y una disminución de la motilidad intestinal a medida que el bebé crece y esto favorece el estreñimiento.

Este estreñimiento puede hacer que empeoremos nuestro suelo pélvico por los esfuerzos excesivos durante la defecación y largo plazo aumentar el riesgo de prolapsos. Además va a favorecer la aparición de enfermedades anorrectales como son las hemorroides y las fisuras anales.

Aproximadamente 3 de cada 10 mujeres embarazadas presentarán problemas con las hemorroides. Esta cifra aumenta durante el tercer trimestre del embarazo por el aumento de la presión intraabdominal y es aún mayor en el postparto especialmente tras un parto vaginal.

Lo más frecuente es la aparición de una trombosis hemorroidal, es decir un pequeño coágulo que se forma en el interior de la hemorroide y lo que se nota es un bultito en el ano que es muy doloroso.

La aparición de una fisura anal es también muy frecuente en relación con el estreñimiento. La fisura es una pequeña herida justo en la entrada del ano que produce un dolor muy intenso y sangrado. En el postparto es aún más frecuente y más aún en los casos de lactancia materna si descuidamos la ingesta correcta de agua. Tanto el estreñimiento como sus consecuencias son factibles tratarlas de forma conservadora cuidando el binomio materno-fetal.

‌La alimentación y el ejercicio:

Son dos pilares fundamentales para evitar el estreñimiento y además evitaremos una ganancia excesiva de peso que por otro lado va a suponer también una sobrecarga sobre nuestro suelo pélvico.

El exceso de peso sobre nuestro suelo pélvico y el ejercicio incorrecto además harán que se debilite más aún nuestro suelo pélvico y favorezca la incontinencia anal y urinaria.

Por este motivo debemos escoger el deporte adecuado a realizar durante el embarazo y además fortalecer nuestro suelo pélvico recordando qué no solo son necesarios los famosos ejercicios de kegel sino fortalecer toda la musculatura abdominal y lumbar (core) además de la corrección postural y una correcta respiración con relajación del diafragma.

La preparación de nuestro periné:

Otro aspecto crucial de cara al parto para evitar la indeseada episiotomía. Para ello el masaje perineal realizado tres veces a la semana a partir de la semana 32-34 ha demostrado reducir la tasa de episiotomías así como el dolor postparto. Aunque no se ha demostrado que reduzca el número de desgarros del esfínter anal, el masaje perineal va a preparar la zona y va a ayudar a una mejor recuperación y cicatrización en caso de que sucedan ya que mejora la elasticidad y la circulación sanguínea a ese nivel.

El masaje perineal puede ser realizado por un profesional o por la propia paciente o por la pareja una vez hayan sido entrenados.

Y … ¿Tras el parto?

Si tenemos una herida perineal ya sea por episiotomía o por un desgarro es fundamental cuidar de ella ya que es una zona con tendencia a la maceración por la humedad y favorecer que se suelten los puntos.

Revisar la herida a diario, lavarla con productos de higiene adecuados, secarla y curarla con productos cicatrizantes es necesario para una buena evolución. Si no tenemos heridas también es muy importante ayudar a la recuperación de nuestro suelo pélvico inicialmente con un periodo de reposo y después con una valoración completa para descartar problemas con las cicatrices, hipertonía, prolapsos, debilidad y por supuesto un desgarro esfinteriano oculto que nos haga sufrir incontinencia anal en un futuro.

Para descartar esto último es imprescindible la realización de una ecografía endoanal, una prueba sencilla, rápida y nada dolorosa que nos aporta una información muy valiosa. Además en el posparto es necesario tener paciencia y esperar a que nuestros músculos se recuperen del efecto hormonal y que los nervios se recuperen del estiramiento excesivo al que se han visto sometidos.

Si tienes dudas, ponte en manos de especialistas 

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